“Obra social y derecho a decidir”
Cuando estas letras que he puesto con un cierto orden caigan en sus
manos se habrá cumplido un desagravio más en Las Merindades: el cierre del
centro social de Caja Burgos de Villarcayo. Tras muchas décadas abierto y haciendo
posible que nuestros mayores tengan un buen lugar para relacionarse, pasar un
buen rato o realizar actividades, la Fundación Caja Burgos (actual gestora del
local) ha decidido cerrarlo, pues para cumplir con su plan estratégico hasta
2016 ese espacio no es importante y priorizaran otras actividades con mayor
repercusión social. ¿Pero que puede tener más valor social en el mundo rural,
donde pocas oportunidades de entretenimiento se tiene, que permitir la socialización
de sus habitantes?. No se entiende que la nota de prensa de la Fundación sobre
ese plan estratégico recoja de manera preferente que: “Potenciará de manera especial las actividades sociales, para mayores…” y luego cierre sus locales. ¿Quizás sea más prioritario para la
Fundación Caja de Burgos mantener el sueldo de los 17 ejecutivos que la
gobiernan? La Fundación Caja Burgos considerará más estratégico donar 50.000€ a
un grupo musical de la capital que tener abiertos centros de jubilados. Alguien
debería explicar porque ha caído el presupuesto de obra social en los últimos 5
años de 28 a 14 millones. Las prioridades estratégicas de la Fundación Caja de
Burgos son las que han echado a nuestros mayores a la calle para los que en
ella mandan puedan seguir disfrutando de su momio. Espero que la Fundación
reconsidere su postura.
Y es que enero nos ha llegado fuerte en noticias controvertidas. Otra cosa
que a nadie le ha pasado desapercibida es la apertura de la primera gran
superficie en Las Merindades. ¿Pero de verdad era necesario un establecimiento
de estas características en Las Merindades?. En mi modesta opinión entiendo que
no. El pequeño y mediano comercio de la comarca y en concreto el de Medina,
está temblando. El productor local preocupado por la entrada de un distribuidor
tan potente. Los otros supermercados generalistas viendo como capear este
primer envite. La desilusión no ha tardado en aparecer. Donde las empresas de
construcción de la comarca vieron una oportunidad en una obra de 1.2 millones,
se quedó en migajas. El mana del empleo tan publicitado por empresa y
ayuntamiento ha quedado también en poco o casi nada, ni en Medina. Incluso las
consecuencias en el empleo local no han tardado en mostrar su amarga realidad,
cierre de negocios y destrucción de empleo asentado. ¿Y el consumidor, sale
beneficiado?. Pues quizás sí ¿pero a qué precio?. ¿A que la riqueza generada se
marche también al Mediterráneo, como con lo anterior? Una posible solución a
tanto desasosiego puede estar en establecer acuerdos con empresas de Las
Merindades para que puedan ofrecer también sus productos en ese establecimiento
y por tanto en igualdad de condiciones. Sea como sea, el tiempo lo dirá.
¿Y Garoña?, pues volverá a producir pues el dinero manda. Las empresas
que también se llevan la pasta fuera de estas tierras han impuesto sus
intereses y presiones al Gobierno y este ha tragado, o quizás, los políticos
negociadores se han asegurado un sillón en los consejos de administración de
esas eléctricas. Y aquí nos venden que es una buena noticia para todos. Otra
vez el empleo como excusa. ¿Empleo para quién? ¿para vitorianos o mirandeses?.
Aquí otra vez migajas. Y los demás, esos todos que somos la mayoría ¿en que nos
beneficia?, ¿nos costará menos la luz?, ¿tendremos mejores carreteras?,
¿volverá aquello que nos quitaron por los recortes en sanidad, servicios
sociales o educación?¿Nos asegurará que el juzgado de Villarcayo no
desaparecerá?. Todo ello solo tiene la misma respuesta que lo anterior: NO.
Pero claro nosotros no tenemos derecho a
decidir unilateralmente nuestro futuro como los catalanes. A nosotros nos
imponen las decisiones desde Madrid o Valladolid y sin preguntar. Por eso
Gamonal ha sido lo mejor de enero, la prueba de que el error se puede corregir.
Llevamos tanto años viviendo la opresión oficial que no les debería suponer
mucho esfuerzo a los mandantes escucharnos para compensar mínimamente tanto
desagravio. Que dejen de usar ese lenguaje que solo sirve al poder, y utilicen
el que le sirve a la gente, el de todos, el de la realidad. Por eso el Quijote
nos demuestra que la verdad para Quijano es
relativa a la mente que la forja: «Y no porque
sea ello así, sino porque andan entre nosotros siempre una caterva de
encantadores, que todas nuestras cosas mudan y truecan, y las vuelven según su
gusto y según tienen la gana de favorecernos o destruirnos; y así eso que a ti
te parece bacía de barbero, me parece a mí el yelmo de Mambrino, y a otro le
parecerá otra cosa». (Cap. XXV Libro
I) Salud y ¡Aúpa Gamonal!.
…A
esos mayores de Villarcayo
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