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Mostrando entradas de febrero, 2011

La Comarcalización de las Merindades un asunto pendiente

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Las especiales características de Las Merindades (baja densidad de población, elevado número de pequeños municipios y una fuerte concentración de población en los dos núcleos de población de la Comarca, Villarcayo y Medina de Pomar) dificultan la prestación de servicios que requieren y demandan los habitantes de todos los rincones de su geografía. Las administraciones públicas deben favorecer la oferta de servicios públicos básicos que eliminen las injustas diferencias existentes y corregir los desequilibrios territoriales con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Con el objetivo esencial de mejorar el desarrollo y vertebración del territorio de Castilla y León y, por tanto, afianzar el futuro de toda la Comunidad Autónoma, se deben potenciar nuevos modelos de organización territorial, más eficaces, ágiles y cercanos a estos ciudadanos. La solución no es otra que la comarcalización . La comarca se presenta como el medio más adecuado para complementar o subs

Retráteme el que quisiere, pero no me maltrate

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40 minutos tardé el otro día en llegar de Villarcayo a Villasana, sin nieve y a media mañana. Tanto fue el tiempo que me permitió incluso pensar. Y pensando, pensando, llegue a la conclusión que último operario que manejó la maquina que pinta las rayas de la carretera le debieron pillar la hora del almuerzo en el tramo del alto del Cabrio a la infame rotonda de Villasana. Me explico: 14,2 km . es la distancia y solo es posible adelantar en 4 tramos que suman 1,9 km . Desde el Cabrio hasta Paradores el tío de la brocha solo la subió 700 metros . El resto línea continua que te crió, ¡6,7 Km.! Si te coge un vehículo lento, vas listo.  Tras “disfrutar” de esos 700 metros de raya intermitente: ¡a frenar que te retratan!. Y mira por donde me vino a la memoria esa frase de Don Quijote “Retráteme el que quisiere, pero no me maltrate; que muchas veces suele caerse la paciencia cuando la cargan de injurias.” (Cap. 59 Libro II). Y a fe que es bien cierto. El maltrato llega justo desde ese punto.