De cómo Dios se hizo negro, el galo y la chica

No se si se han fijado que en las películas americanas cuando la trama gira alrededor de un grave problema que amenaza la Tierra o a sus habitantes, cuando algún asteroide o cometa gigante se aproxima y nos hará desaparecer como especie, siempre el presidente es negro. Es como si ese tipo de marrones solo los pueda afrontar uno de color, no sea que salga mal lo que decida. Al lado de él siempre aparece el bueno, el héroe casi siempre, blanco por supuesto y generalmente pequeño, que al final se lleva a la chica, también blanca y guapa.





Pues bien, cuando hace 100 días Dios se hizo hombre, no pudo hacerlo nada más que en América, en el País de las oportunidades y la libertad, !ja¡. Pero por si acaso apareció negro (Machin estaría contento) y con una banderita yanqui en la solapa. Ni el mejor guionista de Hollywood lo hubiera ideado tan perfecto. Le tocó coger las riendas como Presidente del Mundo mundial, justo cuando la terrible crisis amenaza con destruir el orden establecido. Esa crisis económica derivada en gran parte por la avaricia y la sinvergüencería de esos que se inventaron rollos financieros extraños, pero con alto interés y de difícil devolución, que llamaron créditos subprime o hipotecas de alto riesgo, en definitiva, humo adinerado en forma de mentiras que puede significar la ruina del planeta, a cambio de enriquecerse unos cuantos.


Rápidamente se reunieron para buscar medidas, convocados por el entonces presidente de turno del viejo mundo (así lo llaman). Acudieron todos prestos y veloces y hubo hasta silletazos por estar en la foto con Dios. A cejitas, el de aquí, como era menos importante no le invitaron, pero él se pasó varios días buscando la puerta trasera para entrar, hasta que logró la famosa sarkosilla que le permitió por fin hacerle sonreír, pero poco más. Muchas fotos, pocos mea culpa y más humo cegador para el resto de los mortales.


Pero el pequeño galo, como buen héroe, primero se cabrea con Dios, no podía permitir que se apagara su estrella tan rápidamente y ayudado por la bávara decide dar un golpe de efecto. La cosa le sale de película, el eterno accede y nuevamente se hacen amigos. Dios mientras tanto decide pasearse por Europa en loor de multitudes, dejando casi en mal lugar al Papa, su hombre en la Tierra. Mientras en nuestro País las cosas no podían ponerse peor, las noticias de 4 millones de parados disparan todas las alarmas y se convierte en la comidilla de toda buena tertulia. El francés nuevamente actúa y en una hábil maniobra de distracción, se pasea por la Villa y Corte con la guapa. Por un par de días los parados parecen menos, las carantoñas de Nicolás y Carla, distraen la atención de todos y la prensa rosa hace su agosto poniendo de uñas a la princesa y a la corista. Hasta los telediarios que se hacen llamar serios, mas que contar lo que deciden o acuerdan los verdaderos protagonistas del encuentro, se dedican al español arte del cuchicheo explicándonos la complicidad de Carla con su Nicolás, o que Letizia repitió vestido. Vamos superideal.


Y así pasaron 100 días y justo cuando según Leopoldo Abadía, un jubilado mago de la economía, parece que se atisba una ‘velica’ al final del túnel, zas, otro marrón; y este en forma de gripe, y otra vez en terreno de Dios. Se encienden las alarmas, la amenaza de pandemia se extiende, el alarmismo crece y crece. Los cuenta noticias no hablan de otra cosa y nos calientan la cabeza hasta llegar al hastío. En España se habla de 13 casos aunque leves. Pero se les olvida decirnos que en 2.008 de gripe murieron en nuestro País 70 personas y la pasamos casi todos como siempre. Quizás el caso sea desviar la atención, ¿se han dado cuenta que ya no se habla ni siquiera del País Vasco? Las noticias son la gripe, el paro y el fútbol (bueno el Madrid), lo demás no existe, pues aunque las hipotecas ya no se pueden pagar, ya no es noticia ni el euribor.


Así que aquí estamos a un mes de las europeas, ese parlamento que tanto nos afecta y que tan poco nos importa; mejor para esos que se juegan su poltrona en Bruselas. Aún así y a pesar del paro, la gripe y de Carla Bruni, en España siguen pasando muchas cosas y algunas bastante jodidas. Por desgracias me temo que de seguir así pronto tendremos que hacer la dieta del Quijote: ‘una olla de algo más de vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos’.Salud

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